¿Cómo puedo ser útil para edificar a mi iglesia en la doctrina?

¿Te suena familiar la palabra “docencia”? La palabra doctrina tiene la misma raíz en latín (doceo), y se refiere precisamente a: (1) Aquello que se enseña, y a (2) la enseñanza propiamente dicha. 

Doctrina, entonces, es el conjunto de enseñanzas transmitidas respecto a un tema en particular y que conforman el fundamento de lo que se sostiene en cuanto a una línea de pensamiento propio de una filosofía, religión, escuela, ciencia, etcétera. 

En el cristianismo, la doctrina es el conjunto de enseñanzas transmitidas por el Señor Jesucristo y reiteradas por los apóstoles. Esto tiene una razón de ser: los apóstoles no podían haber sido divergentes en cuanto a la enseñanza que recibieron de primera mano por el Señor, quien a su vez no predicaba o enseñaba un mensaje propio (doctrina), sino que enseñaba todo aquello que el Padre le había encomendado, en conformidad con la revelación anterior (el Antiguo Testamento): “Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió. Si alguno está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo de mí mismo. El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero aquél que busca la gloria del que lo envió, Él es verdadero y no hay injusticia en Él” (Jn. 7:16-18).