Dios me habla cada día

Cada mañana escucho la voz de Dios. Escucho Sus palabras y entran a mi vida, mi mente, y mi corazón. Muchas personas desean escuchar a Dios de la forma en que yo le escucho. Pasan horas a solas y en silencio, esperando que Dios les hable personalmente. Yo no tengo que esperar; él me habla cada día y sobre muchas cosas. Él me habla sobre mis decisiones, sobre cómo puedo crecer en él, sobre mi matrimonio y mi familia. Me habla de todo y me trae tanto gozo escucharle.

El otro día, después de amanecer, Dios me empezó a hablar y me dijo:

Confía en mí, el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad.
Pon tu delicia en Mí, Y Yo te daré las peticiones de tu corazón.
Haré resplandecer tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía.
Encomiéndame a mí, el Señor, tu camino, Confía en mí, que yo actuará;
Confía callado en el Señor y espera en Mí con paciencia;

Yo estaba en medio de una situación muy difícil. No sabía hacia dónde ir y qué hacer. Y en ese momento, Dios me habló. Me dijo que debo encontrar mi deleite en Él, que debo encomendar mi camino a Él, y que Él me guiará. Me di cuenta de que cuando Él es lo principal, no tengo que preocuparme de lo que viene mañana, porque Él ya lo conoce. No me tengo que preocupar de las peticiones de mi corazón, solo me tengo que preocupar de mi deleite en Él. No necesariamente significa que los próximos días o años serán fácil, pero cuando Dios es mi deleite, sé que Él me dará la fuerza para enfrentarlos.