¿Murió Jesús por nuestras enfermedades?

Hay un grupo de personas dentro del cristianismo que creen que Cristo cumplió todo lo necesario en la cruz para sanar nuestras enfermedades. Estos dicen que podemos experimentar sanidad física e inmediata en esta vida. Entonces, si no experimentas sanidad, no es porque Dios no lo desea, sino porque tú no lo deseas lo suficiente (o dicho de otra manera, porque no tienes suficiente fe). 

Tal vez el pasaje citado más frecuentemente para apoyar esta postura es Isaías 53:4-5:

Ciertamente El llevó nuestras enfermedades,

Y cargó con nuestros dolores.

Con todo, nosotros Lo tuvimos por azotado,

Por herido de Dios y afligido.

Pero El fue herido por nuestras transgresiones,

Molido por nuestras iniquidades.

El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El,

Y por Sus heridas hemos sido sanados.

A la luz de este pasaje hay algunos que responderían que ¡sí! Entenderían este pasaje como evidencia de que Cristo murió por nuestras enfermedades de la misma manera que Cristo murió por nuestros pecados. De la misma manera que Cristo se hizo pecado para nosotros (2 Co. 5:21), también se hizo “enfermedad” para nosotros.

En 2 Corintios 5:21, Pablo declara que la culpabilidad de nuestro pecado fue imputada a Cristo y que por esa culpa Cristo fue castigado en nuestro lugar. Es problemático entonces declarar que Cristo también murió por nuestras enfermedades porque no hay culpabilidad en nuestras enfermedades. La Biblia nunca nos instruye a confesar nuestras enfermedades. Nunca nos instruye a orar, “Perdónanos nuestros cánceres, gripes, e infecciones”. Nuestras enfermedades no son pecados. Y si no son pecados, ¿cómo pueden incurrir un castigo?